LA SINIESTRA
POR RUBÉN CHACÓN
- La propia palabra lo dice
Esperancita…
>>¿cómo es posible que una
simple voz provoque tanta dentera…?- rumiaba para sus adentros la niña llena de
exasperación. Aquella mujer no se cansaba de repetir siempre la misma
cantinela… Si al menos tuviese el dulce timbre de la última esposa de papá…
- Diestro es sinónimo de derecho,
de lo correcto, de habilidoso…, -continuó incansable la mujer-, incluso a los
buenos matadores de toros los llaman diestros. Por algo será ¿no Esperancita?,
por algo será… ¿O es que has oído decir al señor cura alguna vez que Jesucristo
nuestro redentor se siente a la izquierda de Dios todopoderoso…? No,
Esperancita, no…
siempre a la derecha, siempre a la derecha. ¿Por qué te crees que en los parlamentos de todo el mundo, los políticos como dios manda se sientan en ese lado del hemiciclo…? Pues para que hasta las personas más vulgares, por pocos conocimientos que tengan, no se confundan y sepan a quién han de votar…
siempre a la derecha, siempre a la derecha. ¿Por qué te crees que en los parlamentos de todo el mundo, los políticos como dios manda se sientan en ese lado del hemiciclo…? Pues para que hasta las personas más vulgares, por pocos conocimientos que tengan, no se confundan y sepan a quién han de votar…
>> ¡Como me vuelva a gritar
en el oído no voy a poder contenerme más y terminaré clavándole el lápiz en una
de esas manos suyas que tanto le gusta cuidar! –se prometió a sí misma.
>> No seas tonta, que luego
padre se pone hecho una furia… -le replicó su voz interior-. Y, cuando no le
vemos, sabes que a veces incluso llora de pena. Seguro que él también echa de
menos a mamá.
>> ¿Si? –se respondió
Esperancita mentalmente-. Pues si tanto la echa de menos, ¿por qué se sigue
empeñando en sustituirla…? Y, encima, con una más joven cada vez…
- Usar la mano izquierda es
sinónimo de maldad, Esperancita –continuó sermoneando la mujer-. Por eso, en
las escuelas, a los niños zurdos os castigan y os atan la mano mala a las sillas.
Si, incluso, recibís algún que otro reglazo, no es más que para evitar que realicéis
actividades importantes con esta mano, como escribir o comer... La “siniestra” se
asimila como lo contrario a lo bueno. ¡Es indicio de pecado, Esperancita! Esa
es la razón por la que hay que desterrar esa mala costumbre ahora que… ¡¿Pero
cómo hay que decírtelo para que hagas caso?! –gritó la mujer al tiempo que le
estampaba a la niña un sonoro bofetón en la mejilla-. Esperancita, hija…, es
que a veces no me dejas otro remedio…
- No me llames hija… Tú no eres
mi madre –gruñó la niña volcando la silla al ponerse súbitamente en pie.
>> Ahora es cuando vas a
decir que padre ya debería irse buscando otra esposa, ¿verdad? –oyó que le
inquiría su voz interior.
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