Aquel
domingo, cuando despertaron a media mañana, Mary Sue estaba completamente
calva. Frederic ahogó un grito de espanto cuando la vió y se quedó inmóvil, pálido,
con la boca en forma de O. Cuando ella se llevó las manos a la cabeza, entró en
una crisis de histeria, al comprobar que lo que le decía su marido era cierto,
no le quedaba ni un solo pelo en la cabeza.