jueves, 11 de septiembre de 2014

La criatura. Minea





Esta criatura vive más asustada que yo. Vive llamando, rozando, arañando mi puerta, todas las noches, desde hace más de tres años. Las primeras noches hacía un ruido espantoso, hasta que llegaba el amanecer. Luego,
algunos de mis pájaros aparecían fulminados en sus jaulas. Ya no tengo canarios, ni jilgueros. Desistí de seguir criándolos. Desesperada, un día abrí la jaula del papagayo - mi posesión más preciada - y le dejé marchar. Todos los días, por la mañana, bajo la escalinata y contemplo la granja. No me quedan apenas animales. Las tardes de lluvia me quedo en el porche disfrutando del ruido del agua y me regocijo con el olor a hierba mojada. Los días de verano, disfruto del calor del sol a través de la cristalera. De vez en cuando, viene un gorrión y le dejo revolotear por la casa, pero le hecho antes del anochecer, porque creo que estará más seguro fuera que dentro. 
Las noches, desde entonces, son duras. Dejo todas las luces encendidas, abro la cama y corro las cortinas. Y es, entonces, cuando comienzan los ruidos malditos. Sé que está detrás de mi puerta, sé que espera con ansia un descuido para entrar. Tiene miedo porque hay más como él y son más fuertes. Al fin y al cabo, sólo obtuvo lo que se merecía. Marisa apareció un día tirada en el jardín, con las piernas dobladas sobre sí misma. Estaba blanca y muerta. Chorreaba semen por sus orificios, aunque esto permaneció en secreto porque ordené al forense lavar el cuerpo y callar para siempre. Entonces, me propuse atraparlo. Después de varias trampas calló en una. Pude encadenarle y mantenerlo sin comida durante varios días. Le debilité y le quité las garras y los colmillos. También le castré. No se le puede matar, asi que, sólo minimizé los futuros daños. Desde entonces, no he podido mantener mi trabajo de ornitóloga y me he visto obligada a mandar a mi otra hija a vivir a la ciudad. Ya estoy harta. Por favor, prepare cuanto antes los papeles. Quiero firmar el testamento. O le expulso de mi vida o nos vamos los dos al más allá. Ah, y fije la hora con el párroco, que el exorcismo sea, preferiblemente, a media noche.




Minea

2 comentarios:

  1. Intrigada hasta el final. Y al término encantada.
    Tere

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  2. Gracias, Tere. Me tienes en muy alta estima, querida.

    Besosssss

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