I - Ira
El reloj de arena rige el tiempo sobre la mesa. Las reglas
gobiernan el juego. Yo juego con las piezas negras. Temo el próximo movimiento.
Estoy en una situación delicada. Si muevo una pieza y me equivoco, será con
todas las consecuencias. Espero el error de mi rival. Él cree que tiene ganada
la partida, se ha confiado demasiado. Mi fallo anterior fue grande, pero aún no
he perdido. En un descuido, comete una equivocación. Y rápidamente, con un peón
me zampo la reina y él explota en ira, como si la vida, sin dama que mover, ya
no fuese vida.
Minea
II - Gula
Este hombre no tiene medida. Su gula es desmedida. Come,
come y come sin parar. El peón, el alfil, la torre. Arrambla las piezas del
tablero sin darse cuenta de que le abre paso al rival para manejarse mejor. No
es un buen jugador, hace daño y sólo llena su panza. Se
come las piezas como se come su vida. Sin sentido. No se da cuenta de que no
tendrá vida más allá del tiempo que dure esta partida.
Minea
III - Soberbia
Quedamos en tablas. Hubo un cincuenta por ciento de derrota
y un cincuenta por ciento de victoria. Acabó la partida. Y ninguno de nosotros
puedo dar rienda suelta al regodeo de ganar. Ninguno de los dos pudo mostrar su
soberbia. Hubo una celebración ambigua. Volvemos a empezar de nuevo la partida.
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