jueves, 11 de septiembre de 2014

Ajedrez (Serie de microrelatos). Minea.



I - Ira

El reloj de arena rige el tiempo sobre la mesa. Las reglas gobiernan el juego. Yo juego con las piezas negras. Temo el próximo movimiento. Estoy en una situación delicada. Si muevo una pieza y me equivoco, será con todas las consecuencias. Espero el error de mi rival. Él cree que tiene ganada la partida, se ha confiado demasiado. Mi fallo anterior fue grande, pero aún no he perdido. En un descuido, comete una equivocación. Y rápidamente, con un peón me zampo la reina y él explota en ira, como si la vida, sin dama que mover, ya no fuese vida. 


Minea

II - Gula

Este hombre no tiene medida. Su gula es desmedida. Come, come y come sin parar. El peón, el alfil, la torre. Arrambla las piezas del tablero sin darse cuenta de que le abre paso al rival para manejarse mejor. No es un buen jugador,  hace daño y sólo llena su panza. Se come las piezas como se come su vida. Sin sentido. No se da cuenta de que no tendrá vida más allá del tiempo que dure esta partida. 

Minea

III - Soberbia

Quedamos en tablas. Hubo un cincuenta por ciento de derrota y un cincuenta por ciento de victoria. Acabó la partida. Y ninguno de nosotros puedo dar rienda suelta al regodeo de ganar. Ninguno de los dos pudo mostrar su soberbia. Hubo una celebración ambigua. Volvemos a empezar de nuevo la partida. 






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