El
heredero del reino, que era un muchacho
algo corto, se quería casar y su padre, contra costumbre, llevado por una
corriente de conmiseración hacia su hijo, le dejó elegir mujer.
El
Rey mandó que le enviasen retratos de las más hermosas doncellas y el príncipe pasó
muchos días contemplándolos sin decidirse por ninguna, hasta que un día
encontró un retrato de una mujer hermosa, ya entrada en años, con los ojos
verdes y las pestañas largas.
Aliviado
por la decisión de su hijo, que parecía haber entrado en razón, ordenó que llevasen a aquella mujer a palacio. No le gustó mucho. Era pretenciosa, ambiciosa y manipuladora. Pero, como el príncipe
no quería casarse con otra, el rey terminó por aceptar la elección de su hijo.
El
príncipe se comprometió con ella y le regaló
un vestido, varios perfumes y unos zapatos de novia que, según decían, tenían
el don de hacer bailar a quien se los ponía. Después de un tiempo
prudencial, se concretó la fecha de la boda.
El día señalado, la pareja se encaminó hacia el altar. El padre pedía a familiares y amigos que le dieran el pésame en vez de la enhorabuena. Además de tener un hijo medio tonto, se le sumaba a la familia una nuera lista.
-Y
el que tenga algún motivo para oponerse a este santo matrimonio, que hable ahora o
calle para siempre - dijo el sacerdote.
En
ese momento, un cazador, grande y fuerte, entró por la puerta de la
iglesia. Siete
hombres, más pequeños en tamaño pero armados, le seguían. Siendo el centro de atención,
el cazador sacó del bolsillo un pañuelo y se enjugó el sudor,
le apuró las puntas al bigote y habló en voz alta a todos los presentes.
-Esta
mujer está en busca y captura por el asesinato de un rey y
el intento de asesinato de su hija. Al padre le envenenó con una manzana. La
hija se salvó a duras penas, al vomitar la comida. Sólo desea
apropiarse indebidamente de este reino, como hizo con el anterior. Nosotros,
leales a nuestro rey y a su descendencia, juramos darle muerte.
Se
aplazó la boda hasta que el asunto se resolviera. Mientras tanto, se
convocó un gabinete de crisis, donde participaron los hombres de confianza del
rey y los ocho que habían irrumpido en la iglesia. Después de cruzar informaciones, decidieron encerrar a la
mujer en una celda oscura, con sólo un espejo como mobiliario. Ella se asomó con
curiosidad para ver su reflejo y nada más hacerlo, el espejo le dijo que estaba
harto de aquel juego y que desertaba de su cometido. El espejo se autoinmoló y estalló en
mil pedazos. En ese mismo momento, los zapatos que el príncipe había regalado
a la novia tomaron vida y comenzaron a moverse por sí solos, zarandeando a la envenenadora
cada vez más rápido hasta que, por agotamiento, acabaron con su vida.
El
rey se había prometido que su hijo no quedaría soltero, pero esta
vez elegiría el. Tenía en mente a una joven honrada, heredera de otro reino. Quizás
un hijo de ambos sería espabilado y construiría un imperio con la unión de los dos
reinos.
Y
antes de despedirse de los hombres que habían salvado su territorio de una arpía, les
preguntó:
- ¿Dónde han dicho ustedes que se encuentra la
superviviente?.
Lo he corregido un poquito. A ver cómo lo veis, y si me decís que hay algo más que no cuadre.
ResponderEliminarBesitos.
Una pregunta:
ResponderEliminar¿Qué frase es la más adecuada o cual es la que más os gusta para el texto?
Además de tener un hijo medio tonto, ahora se le sumaba una nuera lista.
Además de tener un hijo medio tonto, se le sumaba una nuera lista.
Además de tener un hijo de características peculiares, ahora se le sumaba una nuera lista.
Además de tener un hijo de características peculiares, se le sumaba una nuera lista.
Isa, te ha quedado bien, creo que la segunda frase, es lacosa que mejor le vá. otra cosa, dices que los enanos entran tambien armados y no pones que entra el cazados, luego sobraría el también.
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