miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Caida. Josheras.

La caída fue tonta. Un camino estrecho , un traspiés y un muro saliente que te corta una parte del cuerpo.

Te sientes perdida, el dolor te impide hablar. Vienen los de la ambulancia y te recogen con una bandeja alargada de plástico duro, como se recoge un jarrón chino al caer al suelo, cuidando de que ningún trozo se extravíe.


Entras en aquel edificio gris, loca de dolor, contestas entre balbuceos a mil preguntas que te hace gente extraña. Estas sola, entregas tarjetas, lloras, te sientes morir, ellos te pinchan en el brazo.

Poco a poco, te vas yendo del dolor, pasas por pasillos oscuros donde en cada recoveco ves algo que te asusta, hasta que te vas del todo.

Los picores y los dolores me sacan del sueño, sueño que no es sueño, es como estar fuera de la vida.

Los picores me los causa el maldito pantalón de punto que raspa mis destrozadas piernas.

En mi cuerpo dolorido, noto un pinchazo en la espalda. Es un corchete del sujetador que al soltarse se clava en mi piel.

Aturdida, levanto el sudario blanco que me cubre, compruebo mi vestimenta, pantalón y jersey de lana, bragas y sujetador -¿A quién se le ocurrió amortajarme así? - pienso.

Consigo abrir los ojos y una luz mortecina me muestra el lugar dantesco donde he ido a parar.

El box que contiene mi cuerpo y los que contienen los cuerpos de cuantos estamos aquí, son jaulas con barrotes abiertas por la parte de arriba.

Los lamentos de cuántos me rodean tapan los míos. Enfrente de mi jaula, un hombre se desangra, tose sin parar y mientras tose la sangre le sale por la boca y la nariz.

En el pasillo oigo los gritos infernales de una chica joven, grita, pega y escupe, se retuerce, hasta que cinco batas blancas la reducen y la enjaulan atada con correas.

En la jaula de al lado, otra chica, vomita espuma, se dobla de dolor, tiene una aguja clavada en el brazo como todos los que estamos aquí.

Es cuando me doy cuenta de que no vivo, que por mi mala suerte, o por mi mala vida, he caído en el infierno.

Intento moverme, pero no puedo. - ¡Ayuda! -grito- y una bata amarilla acude a mi jaula.

- ¿Estamos muertos? - le pregunto - No, todavía no - me contesta con una sonrisa.

Una bata azul me pregunta  - ¿Tiene mucho dolor?-

- Las piernas contesto, tengo clavadas las piernas, quiero salir de aquí...

- No aguante tanto el dolor, le pongo el calmante, - me dice la bata azul mientras cuelga una bolsa de plástico transparente del palo situado al lado de mi jaula.

Su sonrisa me consuela. La tranquilidad entra en mi ser, no todo es malo en este lugar -pienso- hay gente buena... y antes de caer en un nuevo letargo, descubro al fin donde estoy: el purgatorio, estoy en el purgatorio y una luz lejana adormece mis sentidos.

En mi despertar, todo está iluminado. Una bata blanca se acerca a mi jaula. Es un hombre joven, guapo, el pelo con grandes rizos, los ojos le brillan de una forma especial y su sonrisa me inspira confianza.. Lleva la bata desabrochada dejando ver la cara del "Ché" en su camiseta.

 - Todo va bien - dice- lo peor ha pasado, la hemos puesto antibióticos muy fuertes y morfina para el dolor, ya sabe lo mal que entró usted aquí.

Gracias -le contesto- prometo seguir el camino donde no vuelva a caer más.


Nota.- Otro final: "prometo que lo que hice no volverá a suceder...", pero me sonaba mucho al rey.
También se puede quedar en la última frase del médico, bueno corregir, corregir malditos que os vais a poner las botas.

6 comentarios:

  1. A ver que os parece esta foto jeje. He corregido algunos acentos y palabras mal escritas

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  2. Hola, Jose. Rebienvenida al blog!!!!

    Gracias Alvaro, por poner le foto. Mu chula te ha quedao:

    Y ahora, unas minimas correcciones, que hasta que la autora no me de permiso, no se las corrijo en el texto:

    Ves alto que te asusta (¿No sería "ves tan alto que te asusta").

    El final del rey, no me molesta, pero entonces no sería tu vivencia, ni tu relato. No lo dejes en el final de la frase del médico, me gusta que le des las gracias.

    Te corrijo un par de comas que he visto por ahí.

    Y otra cosa: Me llama la atención que el texto comience en tercera persona y luego pase a la primera. Sé que es porque te sentiste fuera de tu cuerpo, pero habría que tener alguna frase que justificara el paso de la tercera a la primera (algo así como "volví en mi", "volví a ser consciente"). O eso, o lo narras todo en tercera o lo narras todo en primera.

    O sea, que no nos hemos puesto las botas a corregirte, jajja, mujer, el texto está muy bien, y quitando alguna cosilla de puntuación y ese punto de vista, está perfecto.

    Besitos. Isabel.

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  3. la palabra "picores" se repite dos veces.

    Y también la palabra "cuántos" "cuántos me rodean", "cuántos estamos aquí".

    Hay frase que creo que está mal construida:

    Poco a poco, te vas yendo del dolor, pasas por pasillos oscuros donde en cada recoveco ves tan alto que te asusta, hasta que te vas del todo.

    No sería más fácil decir:

    Poco a poco, te vas yendo del dolor. Pasas por pasillos oscuros y en cada recoveco ves tan alto que te asusta, hasta que te vas del todo.

    Y eso es todo, por ahora. No sé si en un segundo vistazo te corregiré más. De momento, todo va bien... jejje.... Bs, Isa.

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  4. Te has puesto las botas amiga Isa :D

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  5. Je,je... Què majo eres, Alvarito.

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  6. Y es segunda persona, no tercera, que hay me resbalé yo... ¡Salud y buen fin de semana!

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