lunes, 28 de mayo de 2012

Tres modos de escapar de un laberinto. Rocío.

Esta noche te encuentras de nuevo frente a las puertas de un laberinto, con la conocida sensación de peligro hormigueándote bajo la piel.


El laberinto-mujer que contemplas se enfunda en un vestido de gasa rosa, que proclama inocencia, mientras sus labios rabiosamente encendidos piden guerra, y te preguntas si sabrás salir indemne en esta ocasión.
Conoces tres modos seguros de escapar de este tipo de laberintos, llegado el caso. La primera técnica es elegir una dirección y mantenerte firme en ella. Las dudas siempre son ganancia para las féminas. La segunda consiste en el ensayo-error. Ahora avanzo, ahora retrocedo, llevando al límite su paciencia. Justo como en los laberintos reales.
La tercera opción, la que ahora te planteas, es la más obvia: si tienes miedo de no saber escapar, mejor no arriesgues.
Dudas. Dos minutos de vacilación y terminas por invitarla a una copa, acallando las razones de tu subconsciente: yo. Luego no me vengas quejándote, pobre ingenuo.

4 comentarios:

  1. Te quedo precioso, Rocío. Más vale arriesgar, no? Mejor eso de haber vivido que no.
    Un beso.

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  2. ¿Entonces lo doy por revisado y pulido? Gracias a vosotras por la ayuda :)

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  3. Jo, Rocío, tú si que sabes de tíos....

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