martes, 5 de febrero de 2013

TED. Josheras

Cuando Ted cumplió dos años, su padre Franf Smith, le entregó una caja grande, alargada.

Ted abrió mucho los ojos ante el dibujo de la misma.

Abrela machote, dijo Frank con voz ronca mientras guiaba las manos de Ted para romper el precinto.


Frank, dijo Nancy Sullivan con voz temblorosa, ¿no crees que nuestro hijo es demasiado pequeño para manejar esa pistola?, se dañará se acabará dañando, repitió en tono entrecortado.

Es de fogueo y no lleva balines, contestó el hombre, además, es bueno que se acostumbre a manejar las pistolas desde pequeño. Te repito Nancy lo que te dije cuendo pariste a mi hijo, ¿recuerdas Nancy?, te ordené: "a este chico le educaré yo, y le haré un hombre", tú ya tienes a la niña para comprarla muñecas, esa ñoña que ni es capaz ni de matar una mosca.

Con cinco años, Ted, manejaba las pisrolas con habilidad. Acompañaba a Frank a "los campos de tiro", como llamaban los del pueblo a las vallas fronterizas con el Estado de Mejico.

No iban solos, las batidas las organizaban los principales socios del rifle de aquella zona.

Si Ted titubeaba al disparar, Frank le daba con la culata de la pistola en la cabeza.

Frank le enseñó a correr tras los emigrantes para darles ráfagas de fogueo, después, el hombre los remataba con su fusil detonador.

A los nueve años, había expulsado a Ted de tres colegios, por llevar pistolas dentro de su mochila.

La última vez que le expulsaron, Frank preguntó a Ted: ¿has escarmentado al que te ha descubierto?, Ted movió la cabeza negando temeroso, entonces el hombre le propinó una paliza y le advirtió: "Si te quitan la pistola, búscate otra, y véngate del culpable, metete esto en la cabeza, con una pistola bien cargada, todos te temeran, si no lo haces así, serás un  pelele".

El dia que Ted cumplía diez años. Nancy se preparaba un café en la cocina, solía levantarse temprano para tomarse ese primer café tranquila, saboreando su soledad.

La primera detonación se oyó, cuando el café empezó a subir en la cafetera, pero Nancy se quedó inmovil al lado de la pila.

De inmediato, sonaron cuatro disparos más y el cazo que fregaba la mujer se le cayó de las manos, el jabón, le salpicó los ojos, buscó un trapo que no encontró y casi a tientas logró situarse al pié de la escalera.

"Frank, Frank, llamó con voz temblorosa, pero nadie contestó. Oyó el ruido de una puerta y dirigió su mirada a lo alto de la escalera, allí estaba Ted, bajando el primer escalón, con su manos sujetaba un fusil detonador.

-He matado a papá, dijo sin apenas mover un músculo de la cara.





Se abre la veda chicos, a corregir todo lo que quereis, puntos, comas, guiones, comillas etc., en cuasnto al texto, os digo, que lo peor de todo, es que es un hecho real acurrido en un estado fronterizo de Estados Unidos. (Según el telediario que lo emitió, el niño, mató a su padre con diez años, y ahora con doce, le han juzgado, y sentenciado doce años de cárcel. La noticia no puede ser más escalofriante. Según la tele, el padre, era el secretario del partido nazi del pueblo y lider de la Asociación Nacional del rifle, y desde pequeño enseñó al hijo a tomar parte de sus "cacerías", lo demás es "inventao" como diró José Mota.












2 comentarios:

  1. Hola Jose. Este texto es del día que falte y no lo había oído ni leído. Me gusta, tiene miga. Es fuerte que los de EEUU se comporten así.
    En cuanto a las correcciones, te las haré,y Alvaro o yo te buscamos una foto, pero ahora no, como no puede ser de otra forma, tengo que salir a hacer unas cosas y luego a currar. Espero que en este fin de me de tiempo.
    Besos. Isa.

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  2. Hola Jose:

    Pues allá va mi ráfaga de disparos. Te copio el texto con las comas, etc. en su sitio:

    Cuando Ted cumplió dos años su padre, Frank Smith, le entregó una caja grande y alargada. El niño abrió mucho los ojos ante el dibujo de la misma.

    "Ábrela, machote", dijo Frank con voz ronca mientras guiaba las manos de Ted para romper el precinto.

    "Frank", dijo Nancy, su mujer, con voz temblorosa, "¿no crees que nuestro hijo es demasiado pequeño para manejar una pistola? Se dañará"
    "Se acabará dañando", repitió con voz entrecortada.

    "Es de fogueo y no lleva balines", contestó su marido. "Además, es bueno que se acostumbre a manejar las pistolas desde pequeño. Te repito, Nancy, lo que te dije cuendo pariste a mi hijo. ¿Recuerdas Nancy?
    >> Te ordené: a este chico le educaré yo, y le haré un hombre. Tú ya tienes a la niña para comprarla muñecas, esa ñoña que ni es capaz ni de matar una mosca".

    Con cinco años Ted ya manejaba cualquier tipo de pistola con habilidad. Acompañaba a su padre a "los campos de tiro", como llamaban los del pueblo a las vallas fronterizas con el Estado de México.

    No iban solos, las batidas las organizaban los principales socios del rifle de aquella zona. Si Ted titubeaba al disparar, Frank le daba con la culata de la pistola en la cabeza.

    Su padre le enseñó a correr tras los emigrantes para darles ráfagas de fogueo; después, el hombre los remataba con su fusil detonador.

    A los nueve años, Ted ya había sido expulsado de tres colegios por llevar armas de fuego dentro de su mochila. La última vez que le expulsaron, su padre le preguntó: "¿Has escarmentado al que te ha descubierto?". Ted movió la cabeza negando, temeroso. Su padre le propinó una paliza y le advirtió: "Si te quitan la pistola, búscate otra, y véngate del culpable. Métete esto en la cabeza, con una pistola bien cargada, todos te temeran; si no lo haces así, serás un pelele".

    La mañana del décimo cumpleaños de Ted, Nancy se estaba preparando un café en la cocina. Solía levantarse temprano para tomarse ese primer café tranquila, saboreando su soledad. Oyó la primera detonación cuando el café empezó a subir en la cafetera, pero ella se quedó inmovil al lado de la pila.

    Sonaron cuatro disparos más. El cazo que fregaba la mujer se le cayó de las manos, el jabón le salpicó los ojos, buscó un trapo que no encontró y casi a tientas logró situarse al pie de la escalera.

    "Frank, Frank", llamó con voz temblorosa. Nadie contestó. Oyó el ruido de una puerta y dirigió su mirada a lo alto de la escalera. Allí estaba Ted, bajando el primer escalón. En sus manos sostenía un fusil detonador.

    "He matado a papá", dijo sin apenas mover un músculo de la cara.

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    Por lo demás, diré que la historia me gusta mucho, terrible pero muy buena.

    Besos, guapa.

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