lunes, 31 de diciembre de 2012

Microcuento de Navidad. Josheras.





María se sobresaltó al oir la voz.

Miró la tele y le vio:¡hijo! exclamó entre sollozos.

"Las mejores casas de la costa", rezaba el programa.

Allí estaba él, enseñando su casa. María se dirigió al televisor y estampó un beso en la pantalla.

Apuntó el nombre de la casa, la urbanización y la isla donde se encontraba.

Buscó papel y escribió -Hijo, que alegría por fín has aparecido-.

Mientras cerraba el sobre, María no veía las humedades de las paredes ni la viga de hierro que sujetaba el techo de su casa, se sentía tan feliz....




Este microcuento ya lo conoceis, pero lo he reformado un poco, le he quitado, lo de la envidia, porque me parece que sin esa palabra, es más entrañable, de todos modos se abre la puerta de salida para las correcciones y aprovecho para felicitaros el año 13, ¡Salud y trabajo para todos!.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho más sin la palabra "envidia", Jose... Lo de las correcciones lo dejo para otro día, acabo de llegar a casa, me apetece comer algo caliente y dormir un rato. Mi fin de año ha sido un poco especial, diferente. Un fin de año con dolor pero lleno de esperanza por la recuperación.
    El día cinco de enero, si estoy en casa o si no, en un ratito que tenga, voy a colgar el relato que hice el año pasado de Los Reyes Magos. Es uno de los relatos que tengo que más me gustan, me parece entrañable, esperazador e ideal para cerrar estas fiestas.
    Os mando un beso a todos. Os deseo un Próspero y Feliz Año Nuevo. Y que la felicidad sea con nosotros.

    Isabel.

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  2. Hola Jose, guapetona, feliz año a ti también.

    Te reescribo aquí abajo el relato con las comas faltantes y demás puntuación:

    "María se sobresaltó al oir la voz.

    Miró la tele y le vio. ¡Hijo!, exclamó entre sollozos.

    "Las mejores casas de la costa", rezaba el programa.

    Allí estaba él, enseñando su casa. María se dirigió al televisor y estampó un beso en la pantalla.

    Apuntó el nombre de la casa, la urbanización y la isla donde se encontraba. Buscó papel y escribió: "Hijo, que alegría, por fin has aparecido".

    Mientras cerraba el sobre, María no veía las humedades de las paredes ni la viga de hierro que sujetaba el techo de su casa. Se sentía tan feliz...

    Me gusta el relato, Jose, lo de la viga no consigo visualizarlo, pero creo que es breve e impactante. Besus!!

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